lunes, 21 de mayo de 2012

Santísima Cruz de Chilca


En el mes de mayo, se celebran las fiestas a las cruces en todo el territorio nacional con características y costumbres propias de cada lugar, especialmente en todo el Valle del Mantaro.

“Cuando Pizarro y su ejército pasaban por el camino de los incas, el Gran Capac Ñan (hoy la Calle Real), con rumbo al Cuzco, dejó a uno de sus soldados en una choza cerca al río Chilca, porque estaba muy enfermo y casi moribundo, para que descanse en paz. El soldado en su delirio de muerte vio a tres Cristos que lo juzgaban por todos sus pecados y fechorías; el primero era el Juez Supremo, el segundo el Fiscal quién se encargaba de recordarle todo lo que había hecho en el transcurso de su vida, y el tercero era el Abogado que lo defendía de todo lo acusado. El Juez Supremo al escuchar a las dos partes dio como sentencia que el moribundo debía vivir por muchos años más, con la condición de arrepentirse de todos sus pecados, de ser un hombre de bien, y de propagar la fe cristiana. Los curanderos huancas conjuraron sus males y ya recuperado, confeccionó tres cruces y construyó una pequeña capilla”. Ésta fue reemplazada por una nueva en la década del 50.

La cruz ha asimilado las funciones de los huancas, y la religiosidad popular ha sabido darle características andinas, colocando dentro de los misterios a sus propias deidades, como: el sol, la luna, las estrellas, o un manto acompañado de otros más pequeños llamados esclavinas, que son colocados en las manos y pies del crucificado.